El 8 de julio de 1999, hace 22 años, más de 400 guerrilleros del frente 53 de las extintas FARC al mando de alias “Romaña” irrumpieron en el municipio de Gutiérrez, Cundinamarca, en uno de los ataques mas despiadados y sanguinarios del grupo guerrillero. Las víctimas del hecho, fueron 38 soldados entre los 19 y 23 años, pertenecientes al Batallón Landazábal Reyes del Ejército Nacional, quienes fueron atacados de manera indiscriminada con cilindros bombas y ultimados en su mayoría con tiros de gracia. Las investigaciones del crimen, también pusieron en evidencia la crueldad de los atacantes, quienes como práctica demencial desmembraron los genitales de algunos de los soldados asesinados.
En la toma de Gutiérrez fueron empleados por las extintas FARC, medios y métodos de guerra ilícitos, utilizando artefactos explosivos improvisados, reconocidos como un crimen de guerra y una grave infracción al Derecho Internacional Humanitario. Igualmente, los tiros de gracia hechos por los victimarios a corta distancia, configuraron el grave delito de Homicidio en Persona Protegida, ya que los militares víctimas se encontraban en situación de indefensión en el momento del ataque y no representaban una amenaza para el adversario. Las familias de los soldados víctimas, buscan que se prioricen estos hechos en los que se contemplaron excesos de guerra enmarcando graves violaciones a los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario.
En septiembre del año pasado las madres de los soldados asesinados ´Madres de Gutiérrez´ con el apoyo de la Corporación MILVÍCTIMAS presentaron a la JEP el informe “Madres de Gutiérrez. Porque el sufrimiento de las madres de los soldados de Colombia también nos debe doler”. Con el documento, las víctimas de este ataque demencial buscan que las extintas FARC reconozcan los hechos y acceder de ese modo a verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.
Con el informe presentado ante la Jurisdicción Especial de Paz, las Madres de Gutiérrez buscan ser reconocidas como víctimas por el tribunal y la sociedad colombiana, reivindicando un poco la memoria y el sufrimiento que durante estos años han vivido las víctimas. Blanca de Garzón, madre del soldado asesinado Bartolomé Garzón, hace un reclamo a los victimarios sobre la verdad de lo ocurrido: “Quisiera preguntarles a las FARC porque atacaron a unos muchachos que no estaban haciendo ningún mal, sino prestando un servicio a la Patria, porque hicieron eso con unos muchachos inocentes, porque los atacaron tan cruelmente, quisiera saber porque lo hicieron”.
El informe presentado ante la JEP por las víctimas de la masacre de Gutiérrez, aun no tenido en cuenta por el tribunal, hace un llamado para que los comparecientes reconozcan verdad exhaustiva, detallada y plena sobre los hechos. Igualmente, las Madres y la Corporación MILVÍCTIMAS, hacen una propuesta de reparación restaurativa, en la que se incluye la ejecución de programas de reparación y construcción de infraestructura en el municipio de Gutiérrez, obras como escuelas y puestos de salud; la puesta en marcha de programas de desarrollo rural y la participación de planes de alfabetización y capacitación en diversos temas escolares.
Las Madres de Gutiérrez, como se denomina este grupo de víctimas, hoy 22 años después de la masacre en la que fueron asesinados cruelmente sus hijos, reclaman ser reconocidas y visibilizadas por la sociedad colombiana que, durante años a su parecer, ha ignorado el sufrimiento de las familias de los uniformados que en medio del conflicto armado ofrendaron su vida y se enfrentaron a las mas crueles prácticas demenciales de la guerra. La verdad, la justicia y la reparación es un pendiente para las Madres de Gutiérrez quienes aún continúan a la espera del reconocimiento de los hechos por parte de las extintas FARC.