Cada 9 de abril, Colombia se detiene para recordar a las millones de personas que han vivido en carne propia el conflicto armado. Hoy no solo evocamos el dolor, sino también la fuerza, el coraje y la resiliencia de quienes, pese a la violencia, decidieron seguir adelante. Desde la Corporación Milvíctimas, creemos que la memoria no debe doler eternamente, sino transformarse en fuerza para construir paz . Cada historia contada, cada verdad reconocida, es una semilla que germina en el corazón de una sociedad más justa.
La voz del territorio y el rechazo absoluto a las minas antipersona
En nuestra labor diaria en distintas regiones del país, seguimos escuchando testimonios que nos estremecen. Familias enteras desplazadas, niños y niñas que ya no corren tranquilos porque la tierra guarda trampas mortales. Hoy levantamos nuestra voz para rechazar rotundamente el uso de minas antipersona , artefactos cobardes que no distinguen entre soldados, campesinos o civiles.
Colombia sigue siendo uno de los países más afectados por este flagelo. Desde 1990, más de 12.540 personas han sido víctimas de estos explosivos traicioneros. De ellas, el 40% pertenece a la Fuerza Pública (aproximadamente 4.920 casos), mientras que el 60% restante son civiles , lo que nos recuerda que es la población común la que más sufre.
Dentro de la Fuerza Pública, el Ejército Nacional ha reportado 4.200 víctimas y la Policía Nacional, 720 casos . Estas cifras reflejan el sacrificio, la entrega y la valentía de quienes han arriesgado sus vidas para garantizar la seguridad del país. Pero también nos exigen como sociedad, una reflexión profunda: no podemos permitir que la guerra nos quite más vidas ni más tierras.
Acompañamiento con dignidad: psicosocial y jurídico. La Corporación Milvíctimas está presente en los territorios no solo para escuchar, sino para actuar. Acompañamos a las víctimas con un enfoque psicosocial y jurídico , con respeto y dignidad, sin etiquetas, sin juicios y, sobre todo, sin revictimizar . Sabemos que cada paso hacia la justicia, cada espacio de escucha, cada proceso de reparación, ayuda a reconstruir no solo una vida, sino el tejido social entero.
Porque la paz no se firma en papeles, se construye en comunidad, con presencia real y compromiso sostenido. Y allí estamos, hombro a hombro con las comunidades, transformando el dolor en fuerza colectiva, y las heridas en caminos de sanación.
Hoy, 9 de abril, honramos a las víctimas, pero también reconocemos su poder transformador. A ellas les debemos no solo memoria, sino acción. Desde Milvíctimas seguiremos caminando al lado de quienes, aún con cicatrices, se atreven a soñar con un país donde la guerra sea solo un recuerdo y la paz , un derecho garantizado.