La Corporación Mil Víctimas, en conmemoración del Séptimo Aniversario del acuerdo de paz pactado entre las Farc y el gobierno colombiano, reflexiona sobre el progreso alcanzado en el reconocimiento de las víctimas, civiles y militares, al tiempo que llama la atención sobre los retos sustanciales que persisten en la búsqueda de verdad, justicia y reparación.
En estos siete años, hemos sido testigos de avances cruciales en la visibilidad y consideración de los miembros de la Fuerza Pública víctimas del conflicto armado. El reconocimiento social y político ha marcado un hito fundamental, permitiendo a las víctimas compartir sus historias y contribuir a la construcción de una memoria colectiva que no debe ser olvidada, que los incluye y reconoce. Este logro, sin embargo, se ve eclipsado por los desafíos persistentes que aun continúan.
En materia de verdad, la necesidad de esclarecer los hechos y circunstancias de los crímenes cometidos persiste en marco de los macro casos definidos en la JEP. Como organización defensora de víctimas, estamos seguros que las víctimas y la sociedad merece una comprensión completa de lo ocurrido durante el conflicto, lo que implica un compromiso continuo con la verdad histórica que portan los directos afectados. La verdad no solo es un derecho de las víctimas, sino también un pilar esencial para la reconciliación duradera.
La justicia, otro componente esencial del proceso postconflicto, se mantiene como un desafío crítico. A pesar de avances en acreditación, la lentitud y complejidad del sistema continúan siendo barreras para una justicia pronta y efectiva. La Corporación MilVíctimas insta a las autoridades a fortalecer estos mecanismos, garantizando que los responsables rindan cuentas y que se evite la impunidad en el marco de la justicia transicional.
La reparación integral, tercer pilar fundamental, sigue siendo un reto pendiente. Es necesario un enfoque más amplio y accesible que aborde las diversas necesidades de las víctimas. El acceso a servicios de salud mental, educación y vivienda debe ser una prioridad, asegurando que la reparación sea no solo simbólica sino también emocional. Las propuestas de TOAR por parte de los comparecientes deben ser correspondientes al daño causado y no iniciativas que ya estén incluidas dentro del régimen de condicionalidad.
Lamentablemente, en medio de estos esfuerzos, observamos con profunda preocupación el recrudecimiento de la violencia y la amenaza de un resurgimiento del conflicto armado. Este sombrío panorama subraya la urgencia de consolidar la paz y abordar las causas fundamentales de la violencia. La comunidad internacional y las partes involucradas deben redoblar sus esfuerzos para preservar y fortalecer los logros alcanzados hasta ahora y fortalecer las medidas de no repetición que de alguna manera impactan también en la participación de las víctimas en el sistema.
La Corporación Mil Víctimas reafirma su compromiso con la construcción de una paz sostenible, basada en la verdad, la justicia y la reparación integral. Instamos a todas las partes a trabajar de manera conjunta para superar los desafíos restantes y construir un futuro donde la paz sea duradera y las víctimas sean el centro de la reconciliación nacional.